El retrato de un político extraordinario. Alfredo Pérez Rubalcaba fue una figura singular y decisiva en todos los ámbitos de la política española de las últimas décadas. Químico de formación, cambió muy pronto la bata blanca del laboratorio por el traje y la corbata, más propios de los pasillos del Congreso en el que representó a los españoles durante seis legislaturas. Consagró treinta años de su vida a la construcción y al fortalecimiento de la democracia, hasta el punto de que ninguno de los grandes acontecimientos sucedidos desde el primer gobierno socialista hasta nuestros días puede explicarse sin su presencia. Su temprana e inesperada muerte nos arrebató a un hombre de Estado en el mejor sentido de la expresión. Inteligente y lúcido, fue un rival temido por sus adversarios, pero también respetado por su lealtad y discreción, por su elegante forma tanto de dedicarse a la política como de abandonarla. Quizá porque ya no quedan perfiles como el suyo, su desaparición causó un impacto profundo entre los ciudadanos que, al margen de ideologías y por encima de las diferencias políticas, supieron reconocer su honradez, su talento y su generoso servicio al Estado. Antonio Caño compartió con Rubalcaba sus últimos años en el Comité Editorial de El País, una etapa difícil en la que fue testigo de las inquietudes y desvelos de un hombre que siempre antepuso los intereses de España a los suyos. Esta biografía, que cuenta con los testimonios de amigos y colaboradores, así como con documentos inéditos en los que dejó reflejado su pensamiento, llena un vacío clamoroso en torno a su figura. A falta de esas memorias que Alfredo nunca quiso escribir, sirva este libro como homenaje al legado de un político de verdad.